lunes, 22 de octubre de 2012

saliendo del Pleistoceno...

Tan secretamente agradecida ( mi adaptación al medio rural empieza a levantar ampollas a  mis amigos urbanitas) de estar aislada en mi nueva casuca, no he querido ver la que se me venía encima. Veinte días sin encender el ordenador, sin conectarme a las redes sociales, sin wifis ni routers a mi alrededor. Veinte días sin actualizar mi estado del caralibro. Veinte días! Veinte maravillosos días  al fin y al cabo. Hasta se nos ocurrió hornear nuestro propio pan el jueves pasado. Rústico y simple. De miga espesa. Pero amasado por mí. Un cuasi milagro. Tanto como que pretendan que yo diseñe mi propio blog. Eso pensé esta tarde en nuestra primera sesión en la Fundación Comillas cuando un sonriente Jesús Ángel nos ha comunicado que esa era precisamente nuestra primera tarea. Se me escapó un risa nerviosa y un ¡la virgen! entre dientes.
Y sin embargo, la cavernícola tecnológica está finalizando con esta frase su primera entrada. Olé y olé! y ELE!

No hay comentarios:

Publicar un comentario